Parece que en estos días cuando el calor arrecia hasta en los rincones más recónditos de toda mi provincia (lo cual tanto calor en Asturias con la humedad, hace que te sientas muy pegajoso), la ansiedad, el estrés, las prisas y todo lo demás aparece de repente.
Exámenes (en mi caso, llevo tres semanas intensas y aún me quedan dos más), trabajo, problemas,... de todo un poco que nos hace estar mucho más susceptibles y bordes.
Yo lo reconozco, y como les digo a mi familia y a mis amigos, "en estos días mi espacio personal crece por instantes... y mi barrera de peligro alcanza límites insospechados".
Todos tenemos días malos, llamadlos X, pero todo el mundo los tiene... esos días en los que parece que tienes el mundo sobre tus hombros al igual que el titán Atlas en la mitología Griega.
Pero todos tenemos también la opción de descargar con una persona y luego decirle un "lo siento" sincero y pesaroso, además de sentirte culpable por descargar con alguien que no tiene culpa (confieso que a mi madre le pertenecerá un trocito de mi título de licenciada si es que algún día llega, porque es mi confesora particular y quien me aguanta todo. Hay días que cuando llego de la facultad "estoy que muerdo", porque un examen me ha salido mal, porque hay gente que solo quiere perjudicar a los demás y un largo etcétera que todos vivimos en alguna ocasión. Mi madre lo nota, no sé como, intuición maternal supongo, y me dice "suéltalo"... y ahí es cuando exploto. Siempre tiene palabras reconfortantes que me animan a seguir adelante y un abrazo con el que me siento muy protegida. Pero todo "MI" problema se queda ahí).
Lo que no podemos, es ir por la calle y cuando hay un incidente ponernos a "berrear" como locos. El otro día, venía en el bus, a las dos de la tarde para ser más concreta, de un examen de 4 horas y quería llegar a mi casa, como todos comprenderéis... con el calor, sin probar bocado desde el día anterior a las nueve de la noche (antes de un examen soy incapaz de probar bocado... muy mal hecho por mi parte, lo sé) y pensando si el examen estaba bien o no... lo que menos iba pensando yo era que, de repente, el conductor tendría que pegar un brusco frenazo.
Un hombre, estaba indeciso entre cruzar el paso de peatones o no y como el conductor había frenado y el señor no cruzaba, pues siguió adelante... pero en esto el hombre cruza, entonces aparte del frenazo, el conductor abre la ventana del bus y le dice al hombre (sin levantar la voz) "oye perdona, o pasas o no pasas, pero no cruces de repente porque puede haber un accidente" En fin, el hombre ni corto ni perezoso, se puso a insultar a grito pelao al conductor de autobús. Tanto los viandantes, como los pasajeros nos quedamos anonadados...
Y ahora, después de este pasaje, me pregunto yo ¿a dónde vamos a llegar con estos modales? ¿no podemos ser un poco más respetuosos con los demás?
Parece ser que necesitamos unas buenas vacaciones y "desestresar" de todo.
Y realmente una sonrisa, por pequeña que sea, siempre viene bien.
Una de las cosas que me encantan es, al ir por la calle, ver a un pequeñajo o una pequeñaja, que te sonríen desde su sitio privilegiado en los carricoches. Porque para mí, una sonrisa tan sincera y tan llena de vida, es un bálsamo para no decaer en esta etapa de estrés que parece acabar con nosotros.
Por eso, paciencia y ánimo para todos.
Un beso y abrazo fuertes!
